Ojo de Tigre

 

 

Por: Luz en la Piel, colectivo fotográfico de YoNoFui.

Fotografías: Luz en la Piel.

 

Por un fin de semana dejamos a un costado la rutina, las obligaciones, las presiones para poder sumergirnos en una nueva experiencia colectiva. Nos dedicamos a ver la luz, las sombras, los colores y con el ritmo y al ritmo de la naturaleza creamos imágenes estenopeicas, digitales y mentales en el corazón del Tigre.

Estos viajes fotográficos que realizamos con Miradas Nómades, proyecto del fotógrafo Esteban Widnicky,  nos permiten reencontrarnos con la fotografía desde otro lado. Todas nos conocimos dentro de un penal, en un taller de fotografía donde sólo podíamos realizar fotos en un patio reducido rodeadas de rejas y alambres de púa.

Juntas, quienes integrábamos el colectivo, tomábamos decisiones que hacían de ese patio carcelario otro lugar y lográbamos que según la perspectiva cambiara con cada imagen. También aprendimos los pasos del revelado usando como laboratorio improvisado la peluquería del penal. Nosotras éramos un equipo a la hora de pensar la foto: nos organizábamos pensando quién posaba en ella, en qué parte del patio, si iba a ser picada o contrapicada teniendo en cuenta el ángulo de la realidad que queríamos retratar. A través de disparadores de escritura también nos preguntamos qué queríamos plasmar en cada imagen; pudimos incorporar también este lenguaje a la hora de expresar todo lo que nos atravesaba. Cada una se llevó en la memoria los momentos de encuentro en el taller, una vez que cruzamos la barrera entre el adentro y el afuera, viviría en nosotras la experiencia de haber compartido tanto tiempo juntas, creando, conversando, tendiendo lazos de compañerismo que lograban que superemos cualquier diferencia personal, debatiendo sobre lo que era ser mujer y estar presa, generando pensamiento crítico y la confianza suficiente para transformar lo que nos pasaba en una obra artística. Muchas veces la relación con la fotografía era una sensación de escape. Ahora ya no somos las mismas, no necesitamos escapar, ahora lo hacemos por elección.

A partir de la invitación de Miradas Nómades nos volvemos a reencontrar para hacer aquello que nos gusta hacer y que no quedó olvidado del otro lado del muro, sacar fotos, estenopeicas, también digitales, reírnos, tomar mate, recordar anécdotas del taller y de los años que compartimos conviviendo. Indefectiblemente ya no somos las mismas, sería imposible (la libertad, los años, la calle y otras experiencias nos han afectado de alguna forma y han sido parte de nuestro crecimiento), tampoco necesitamos serlo, pero aún así la memoria del cuerpo hace que haya dinámicas que permanezcan intactas y en un fin de semana volvimos a descubrirnos. Esta vez no necesitábamos “crear” otro lugar, teníamos la inmensidad de la isla para desplegar nuestras ideas, rincones plagados de colores y naturaleza. En dos días soleados que se contraponen a los bancos de cemento de aquellos tiempos en el penal. Una vez más, al igual que lo hicimos el año pasado cuando Miradas Nómades nos invitó a Punta Indio, esta fue una oportunidad para traducir en imágenes lo que nos atraviesa hoy, lo que podemos nombrar más allá de las palabras.

 

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Editorxs Tinta Revuelta

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