Mujeres* que bancan la toma

Un grupo de mujeres tomaron el área de visita de la Unidad Nº6 de Rawson, en reclamo por las condiciones inhumanas de alojamiento que existen en el penal .

 

Por Tinta Revuelta.

Foto de archivo.

 

Solo la visita sabe lo que se sufre. Seguir a alguien hasta el infierno y más allá. La cárcel es el infierno para quien la habita y para quienes visitan al/la que está allí, enclaustradx. Quienes visitan son las mujeres: madres, esposas, novias, concubinas, hermanas, hijas. Todo un universo de mujeres que sufren el frío, el calor extremo, la lluvia, que saben como la violencia estatal atraviesa las vidas, de lo helada que es, quema como el frío en la cara. Saben de aguantar, de tener que tragar sapos muchas veces no respondiendo con la bronca que le da a cualquiera ver sufrir a un ser querido, todo eso para no despertar la furia del monstruo que tiene preso a nuestro familiar, este sistema de mierda. Para sostener al que está adentro.

El jueves 15 de Junio, un grupo de mujeres que visitaban sus familiares, decidieron hacer lo que muchas veces se nos pasó por la cabeza a todas, no abandonar el salón de visitas e iniciar una huelga de hambre, ellos también decidieron no reintegrarse, en protesta por  “la falta de atención sanitaria, humana y material ante personas con enfermedades crónicas y transitorias; cardíacos, hipertensos, diabéticos que serían insulino-dependientes” según denunciaron. Por la represión que sufren diariamente sus parientes dentro del penal, por aquellos que están en buzones hace más de un año,  por la falta de alimentación, por la corrupción y los crímenes que se cometieron en el penal de los cuales el SPF  (Servicio Penitenciario Federal) es responsable por acción o por omisión. Pidieron la intervención de la Unidad por parte de la Justicia.

Se vivieron horas de tensión, de este lado y del otro lado del muro, mientras reprimían en los pabellones y amenazaban a quienes protestaban, mientras  otros familiares acampaban fuera de la Unidad y pedían que un fiscal se haga presente, yendo hasta la puerta para constatar que estaba cerrada y ni siquiera podían entregar un habeas corpus, mientras la noticia corría por los chats de whatsapp para contarnos un episodio más de lo que lamentablemente tiene años de gangrena. Este sistema se viene pudriendo, de tanto dolor padecido ya no sentimos los dedos. Fagocita los cuerpos y  las vidas, intenta, cortar cualquier vínculo, anular la potencia colectiva. Nadie sale igual después de pasar por ahí. Tampoco es lo mismo para quien acompaña.

Por la madrugada salió la última mujer que resistía junto a su  hijo y su marido, que se encuentra alojado allí. Reclamaba por todas estas violencias y porque además, sostiene que su familiar está preso por causas armadas que allí se fabrican.

La arbitrariedad del poder en todo su esplendor. La Unidad Nº6 de Rawson es solo un botón de muestra, uno de tantos penales donde se viene cocinando el estofado.

¿Hasta cuándo el resto de la sociedad seguirá mirando para otro lado, cómo si la cárcel no fuera parte de sí misma? ¿O será que todo está tan podrido, que ya no podemos sentir nada?

 
*En adelante, escribiremos artìculos y adjetivos en femenino cada vez que refieran  a mujeres cis y  trans, travestis y lesbianas y otras expresiones de género insciriptas dentro de los feminismos, tal como sugiere Judith Butler en “El género en disputa” (1990)

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Editorxs Tinta Revuelta

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